Las pérdidas forman parte de nosotros. Las sufrimos cuando cambiamos de ciudad, cuando cumplimos años, cuando perdemos capacidades, cuando fallece alguien que queremos o cuando dejamos una relación. Las pérdidas forman parte de nosotros. Las sufrimos cuando cambiamos de ciudad, cuando cumplimos años, cuando perdemos capacidades, cuando fallece alguien que queremos o cuando dejamos una relación. Pero no solo existen muchos tipos de duelos, sino que existen tantos duelos como personas en el mundo. ¿Por qué? Porque las características de la pérdida, las vivencias de cada unx a lo largo de nuestra vida y el apoyo del entorno que sentimos a la hora de elaborar el duelo, condicionan mucho el cómo lo gestionaremos. Hay diferentes formas de entender el duelo. Aunque otros autores como Bowlby o Parks ya hablaron de diferentes fases, la psicóloga Kübler-Ross fue quién estableció las 4 fases que según ella atravesamos ante los duelos. Negación, ira, negociación, depresión y aceptación. Cada una de ellas conlleva unos procesos emocionales y cognitivos, y en ocasiones es complicado poder diferenciarlas y reconocerlas en nosotros. Ante el duelo, es importante señalar que no hay tiempos. Como poco, empezamos a terminar de elaborar una pérdida al año de suceder esta. Una vez que hemos atravesado todos los eventos importantes que nos recuerdan a la persona o a aquello que hayamos perdido (cumpleaños, navidades, momentos importantes, etc.). Por eso es importante el acompañamiento y no juzgar. Todos necesitamos nuestro tiempo para gestionar las dificultades emocionales que se derivan del dolor de la pérdida, y cada unx de nosotrxs necesita un espacio y una forma para poder hacerlo. Si antes hablábamos de las cosas por las que podemos atravesar un duelo, ahora queremos hablar de los 5 tipos de duelos que podemos vivir. Duelo anticipado Este duelo ocurre en dos situaciones diferentes, una de ellas previo al fallecimiento y otra en situaciones de catástrofe o violentas, donde el cadáver no ha sido encontrado pero la familia anticipa el final. El primero se da ante enfermedades de larga duración y donde el personal médico ha podido transmitirnos el pronóstico de vida. En ambas situaciones, los familiares y amigos tienen un lapso en el que procesar lo que ocurrirá e ir generando estrategias para afrontar el momento del fallecimiento o de la noticia. Duelo crónico Muchos dolientes que atraviesan este duelo experimentan emociones y procesos personales que les llevan a sentir que el fallecimiento ha sucedido hace poco, a pesar del paso del tiempo. Son personas que invierten energías en rememorar lo vivido, no pudiendo vivir en el presente sin la pérdida y dejando de lado proyectos nuevos. Duelo retrasado Este tipo de duelo suceden cuando la respuesta a la pérdida tarda en aparecer. Digamos que las personas no reaccionan de manera inmediata al dolor. Suele darse en personas que tienen un papel de cuidado y organización tras la pérdida (funerales, entierros, ceremonias, etc.) y lleva a experimentar el duelo cuando estos eventos han terminado. Al haber pospuesto todas las emociones derivadas del duelo, cuando estas aparecen lo hacen de una forma intensa y en muchas ocasiones, complicadas de gestionar y viviéndolas con extrañeza. Otras herramientas que nos puede venir de buen uso son las técnicas de relajación y estrés, dedicar 5-10 minutos al día, incluso más si lo creemos oportuno en utilizar técnicas como la diafragmática, nos podría ayudara tener un mayor rendimiento. Por último tomarnos la oposición con paciencia y en un modo calmado, saber que es una progresión e ir exigiéndonos según vayamos avanzando en nuestro estudio. Otra parte importante como refuerzo es ir proponiéndonos objetivos a corto plazo e ir cumpliéndolos, lo que nos reforzara y motivara para seguir alcanzando cada vez más objetivos y demostrarnos a nosotros mismo la capacidad que tenemos. Duelo desautorizado La pérdida de un bebe antes de dar a luz, el fallecimiento de una expareja, de una mascota, etc., a veces se viven desde el rechazo. Socialmente son pérdidas que no están bien vistas yante las que las personas responden con mensajes totalmente invalidantes. “Sois jóvenes, podréis tener más hijos”, “Era solo una mascota”, “No sé por qué estás tan mal, ya no estabais juntos”. Quizá desde un intento de ayuda, a veces generamos más dolor y no permitimos que el proceso natural de duelo siga su curso. Duelo patológico A veces sentimos miedo a la pérdida. ¿Cuántas personas de tu entorno has visto que dejan de lado relaciones por el miedo a sufrir? El miedo puede llegar a paralizarnos y no permitirnos vivir y disfrutar de lo que nos importa. Por eso, hoy queremos acabar con esta frase: “Solo las personas capaces de amar intensamente pueden sufrir un gran dolor, pero esta misma necesidad deamar sirve para contrarrestar sus duelos y las cura” (Leo Tolstoy) Porque convencernos de dejar de querer a alguien por el miedo a pasarlo mal tras la pérdida, no ayuda a elaborar el duelo. Permitirnos el amor, sí.