Ansiedad social, ¿qué hago con ella?

¿Qué es la ansiedad social? ¿Cómo puedes saber si la tienes y sobre todo qué puedes hacer con ella? La respuesta a estas preguntas la encontrarás en las esta entrada de blog, para que sepas detectarla, pero sobre todo combatirla.

Los seres humanos necesitamos el contacto, los vínculos, y necesitamos estar rodeados de otras personas. Poder establecer relaciones sanas y sólidas con nuestro entorno, es el inicio de una autoestima y una personalidad forjada y formada.

A pesar de saber y tener todas esta teoría en la cabeza, hay personas para quien esto se vuelve complicado. Cuando empezamos a sentir que no se trata únicamente de timidez o vergüenza, podemos encontrarnos en el polo extremo de la ansiedad. Si quieres saber más de ello, sigue leyendo.

¿Qué es la ansiedad social?

Cuando hablamos de ansiedad social, hablamos de un trastorno de ansiedad que nos refleja un enorme malestar ante situaciones sociales.

No se trata de un miedo hacia la situación, sino a las consecuencias que pueden derivarse de ella. Cuando profundizamos, acabamos descubriendo un fuerte miedo a ser juzgado, criticado, señalado o en definitiva, evaluado de forma negativa. Algo así, como sentir que las situaciones sociales pueden ponernos en riesgo porque los demás pueden opinar cosas negativas de nosotr@s.

Con la ansiedad social, hay varios planos que podemos analizar. A nivel cognitivo, pueden aparecer los temidos pensamientos intrusivos, las creencias irracionales o pensamientos desadaptativos, que básicamente, acaban por llevarnos a tener ideas negativas de la situación y de lo que puede ocurrir. Por otro lado, a nivel motor podemos sentir palpitaciones, mareos, taquicardia, sudoración, etc. y además, a todo esto se le suma el plano conductual, podemos llevar a evitar todas las situaciones que nos despierten esa sensación de malestar, a la vez que creamos estrategias que nos pueden hacer sentir segur@s.

Por ejemplo, si soy una persona con miedo a reuniones con gente que no conozco porque tengo miedo a que me juzguen o a cometer un error y que puedan pensar mal de mi, posiblemente evite todas esas reuniones en las que no me siento segura, y si voy, tal vez lo haga con una ropa que pueda disimular el sudor o estar sentada para evitar que se note que las piernas me tiemblan.

¿Cómo sé si tengo ansiedad social?

Hay muchas cosas que podemos tener en cuenta para empezar a preguntarnos si esto nos ocurre y si necesitamos ayudar.

Las personas con este tipo de ansiedad, como hemos dicho antes, suelen evitar cualquier tipo de situación que pueda generarles ese malestar que sienten cuando están en entornos sociales. Evitar es una estrategia que nos permite no sufrir y no sentir esa vulnerabilidad.

También son personas que anticipan y preparan frases o acciones que puedan ponerles a salvo o serviles de comodín y que sienten que podrán llevar a cabo en momentos en los que se sienten tensos. Todo esto son estrategias para poder mantener el control y sentir que no se equivocan o que pueden tener un margen de actuación. Por ejemplo, si esto me sucede, puedo pensar en qué temas de conversación sacar en caso de que haya silencios.

Si sientes que todo esto te cuesta, que dejas de hacer cosas que quizá en otro momento podían ser cotidianas para ti (como pedir algo a un camarero), que sientes mucho malestar o que hay situaciones de trabajo que te generan mucha ansiedad, quizá es el momento de pedir ayuda.

¿Qué puedo hacer con ella?

Hay algunas cosas que podemos trabajar a nivel personal, pero si sientes que con ello no es suficiente, es importante que puedas trabajarlo con profesionales.

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Cuestiona lo que piensas

Sabemos que no es fácil rebatir nuestros propios pensamientos, pero queremos recordarte algo que en Psicoline nos gusta recalcar: Tus pensamientos no tienen que tener la verdad absoluta de la situación.

Cuando estamos en un pico de ansiedad, es difícil sentirnos bien y gestionar lo que ocurre dentro de nosotr@s puede parecernos un mundo. Normalmente, antes de que aparezca ese malestar, hay pensamiento que nos vienen a la cabeza y que nos llevan a generar el resto de estrategias. Te proponemos poder cuestionar esos pensamientos que parecen iniciar el malestar, intentando darles una visión diferente.

Puede ser que un pensamiento común sea:

“Van a ver que no paro de temblar y tal vez no quieran acercarse a mi nunca más.”

Pero podemos verlo de esta forma:

“Puede ser que me vean temblar, pero quizá a ellos también les haya pasado y me entiendan.”

Revisa la evitación

Sabemos que la evitación es una forma de no sentir malestar, sin embargo, acaba haciendo que no nos expongamos a la situación y que sigamos temiéndola cada vez más. Es importante crear herramientas previas, pero que nos ayuden a enfrentar esas situaciones y exponernos a ellas.

Técnicas de relajación

Es posible trabajar con los temblores, los mareos, las palpitaciones a través de técnicas como la respiración diafragmática o la relajación progresiva de Jacobson. Si tienes preguntas sobre ello, no dudes en escribirnos para facilitarte materiales relacionados con ello.

Es importante saber que son herramientas que se deben entrenar y que su resultado acaba existiendo cuando poco a poco lo aprendemos. No son técnicas que funcionen si las ponemos en práctica en un pico de ansiedad.

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