Qué decirle a una persona con ansiedad
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Si estás luchando con ansiedad, es importante saber cómo identificarla y qué puedes hacer para manejarla. En este artículo, te explicamos qué es la ansiedad social, cómo reconocer los signos de que la estás experimentando y, lo más importante, qué puedes decirte a ti mismo o a alguien más para afrontar esos momentos difíciles. Aquí encontrarás herramientas y consejos prácticos para entender y enfrentar la ansiedad de manera efectiva.
Nunca es fácil acompañar a una persona que sufre ansiedad. Solemos
sentirnos muy perdidos y sin herramientas para gestionar la situación por la
cantidad de miedo, pensamientos irracionales y sensaciones desagradables
que vemos en la persona que la padece. Por eso, hoy queremos echarte una
mano y ayudarte a poner luz sobre la manera en la que puedes estar ahí.
Lo primero que tienes que saber es que tu papel es poder acompañar. La
solución al problema normalmente no va a poder estar en tu mano, así que no sientas la presión de solucionarlo (que sabemos que a veces eso puede ser frustrante). Solo la persona, acompañada de los profesionales adecuados
podrá hacer frente a la situación.

¿Qué no decirle a una persona con ansiedad?
Antes de pasar a lo que sí decirle, vamos a darle una vuelta a todo aquello que debemos evitar. ¿Por qué? Básicamente porque la ansiedad en sí misma ya es
compleja de vivir, así que cuando ayudamos, tenemos que ser una parte facilitadora y no una barrera que haga más difíciles las cosas.
Te voy a poner un ejemplo para que veas por qué es importante saber qué decir. Imagínate a ti mismo/a que estás cargando unas cajas de cartón muy
pesadas y después de un rato andando te sientes bastante cansado/a. De repente aparece una persona te pone una caja pequeña encima. Sientes que ya no puedes más y que está siendo demasiado. Llega otra persona y te pone dos más, así que empiezas a pensar que la situación es demasiado para ti. Es
posible que te enfades contigo mismo y con esas dos personas que te han puesto más peso del que podías sujetar, ¿verdad? Pues lo mismo pasa con la
ansiedad. Así que evitemos hacer cosas que puedan sumar más peso a lo que la persona está viviendo. ¿Cómo? Evitando mensajes como estos:
– No es para tanto.
Puede ser que para las personas de fuera no lo sea, pero para esa persona sí lo es. Vivir con ansiedad puede estar limitándole en su vida laboral, social, familiar, y un largo etc. Así que, aunque quizá no entendamos que la persona se sienta así, como para ella sí es para tanto, es importante respetarlo.
– Tranquilízate
Seamos sinceros. ¿A cuántas personas les ha servido que les dijeran eso cuando estaban realmente nerviosos? Por ahora no conozco a nadie. Sobre
todo, porque es algo que esa persona ya ha podido pensar, y si no se ha tranquilizado es porque no ha tenido las herramientas suficientes para hacerlo.
– Yo también he pasado por eso y no me he puesto así.
Cada experiencia con la ansiedad es diferente, así que, si las comparaciones siempre fueron odiosas, con la ansiedad mucho más. Es necesario respetar los
tiempos de cada persona.
– No le des tantas vueltas.
Sabemos que esta respuesta puede ser tentadora como forma de intentar ayudar a la otra persona, pero te lanzo una pregunta ¿si fuera así de sencillo
crees que es persona no lo habría hecho ya?
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¿Qué sí puedo decirle?
Tenemos que ser conscientes, como hemos dicho antes, que nuestra ayuda va más encaminada a acompañar y a hacer más llevadera la situación, que a
solucionar el problema. Y no te juzgues a ti mismo/a. Posiblemente no seas profesional de la salud mental y precisamente por eso te sientas perdido/a.
– ¿Qué necesitas de mi en este momento?
Da siempre espacio a que sea la persona la que te comunique qué necesita.
Solo ella sabe qué puede ser, y en caso de no saberlo, posiblemente lo que más ayude sea simplemente tu presencia.
– Si necesitas desahogarte puedes contar conmigo.
Muchas personas con ansiedad se sienten solas en el proceso, así que suele ser esencial tenderles una mano para que puedan contar con ella si lo
necesitan. Es importante hacerlo respetando sus tiempos, así que abrirles la puerta es el mejor camino hacia la ayuda.
– Cuando lo necesites, podemos irnos a un lugar tranquilo.
Pocas cosas pueden ayudar más en un momento de crisis que saber que podemos contar con la ayuda de otro ser humano. No tengas miedo con la
sensación de no saber cómo hacerlo, a veces simplemente necesitamos la presencia del otro, no la solución. Así que si esa persona necesita un espacio tranquilo y seguro al que ir y lo que necesita de ti es tu presencia, dásela.
– Lo que sientes puede ser muy abrumador pero estoy aquí contigo.
Si no has pasado por la ansiedad nunca, es difícil poder entender qué sientes o piensa la otra persona. No se trata de hacerlo, se trata de hacerles ver que
Sabemos que estar cerca de una persona con ansiedad puede vivirse con miedo por no saber qué hacer, pero recuerda siempre, que estás ahí para acompañar y ayudar, y que tu papel no puede ser otro más que ese. Esa persona antes o después encontrará la ayuda de profesionales que puedan
tenderle una mano hacia la solución de su problema.