Herida de abandono y relaciones de pareja: cómo afecta y cómo sanarla
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Las relaciones de pareja no solo están hechas de amor, sino también de las huellas que cada persona trae de su historia emocional. Una de las heridas más profundas que puede marcar la forma en que amamos es la herida de abandono. Esta experiencia emocional, cuando no ha sido reconocida ni sanada, puede influir de forma significativa en nuestras relaciones íntimas.
Guía rápida de lectura
ToggleEn este artículo exploramos cómo se manifiesta la herida de abandono en las relaciones de pareja, cuáles son sus síntomas más comunes, y qué pasos puedes seguir para empezar a sanar desde la consciencia y el autocuidado.
¿Qué es la herida de abandono?
La herida de abandono se origina generalmente en la infancia, cuando una figura significativa (padre, madre o cuidador) no estuvo disponible física o emocionalmente. Puede ser resultado de situaciones como:
- Ausencia de uno de los padres
 - Falta de atención emocional o afecto
 - Separaciones, internamientos, pérdidas o negligencia
 - Ser ignorado en momentos importantes de necesidad emocional
 
Esta experiencia deja una marca profunda: el miedo a ser dejado, a no ser suficiente o a no ser amado. Aunque haya pasado mucho tiempo, esta herida puede reactivarse intensamente en las relaciones adultas.
¿Cómo se relacionan la herida de abandono y las relaciones de pareja?
Cuando una persona con herida de abandono entra en una relación amorosa, puede experimentar emociones muy intensas, difíciles de manejar. ¿Por qué? Porque la intimidad activa antiguos temores de pérdida o soledad. Aunque su pareja no tenga intenciones de hacerle daño, la herida no resuelta puede generar interpretaciones dolorosas o reacciones desproporcionadas.
Algunas formas en que se manifiesta la herida de abandono en las relaciones de pareja:
Dependencia emocional
El miedo a estar solo/a puede llevar a una necesidad constante de afecto, validación o presencia. Esto puede generar conductas posesivas o de ansiedad, donde la persona siente que no puede estar bien sin el otro.
Miedo a la separación
Incluso pequeñas distancias (como que la pareja tarde en responder un mensaje o quiera pasar tiempo a solas) pueden vivirse como amenazas de abandono. La ansiedad aparece rápidamente, acompañada de pensamientos como “ya no me quiere” o “me va a dejar”.
Dificultad para confiar
A veces, la persona se anticipa al dolor abandonando primero o saboteando la relación. También puede mostrarse hipervigilante o sospechosa, esperando que el otro falle en cualquier momento.
Relaciones desequilibradas
Alguien con herida de abandono puede tolerar maltrato, frialdad o indiferencia con tal de no quedarse solo/a. O, por el contrario, puede vincularse con personas emocionalmente inaccesibles que refuercen su sensación de vacío.
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¿Cómo sanar la herida de abandono en pareja?
Sanar esta herida no es fácil, pero es completamente posible. El primer paso es reconocer que lo que sientes no siempre es una reacción al presente, sino una respuesta a una herida del pasado. Algunos pasos clave:
Trabaja tu autoestima y autonomía emocional
Reconocer que tu valor no depende de que alguien te ame es un pilar esencial. Aprender a estar bien contigo mismo/a reduce la ansiedad y fortalece tus vínculos.
Haz terapia emocional o de pareja
La psicoterapia, especialmente terapias como la cognitivo-conductual, la terapia focalizada en las emociones o el enfoque de apego, puede ayudarte a identificar patrones dañinos y a construir nuevas formas de relacionarte.
Consulta nuestros psicologos especializados en terapia de pareja
Habla con tu pareja desde la vulnerabilidad
Si estás en una relación estable, compartir tus miedos sin culpas ni reproches puede fortalecer el vínculo y ayudarte a recibir apoyo.
Cuida tu diálogo interno
Cuestiona los pensamientos catastrofistas como: “si no me escribe es porque ya no me ama”. Aprende a diferenciar el miedo del hecho real.
La herida de abandono y las relaciones de pareja están profundamente conectadas. No porque el amor sea el problema, sino porque en la intimidad se despiertan nuestras partes más sensibles. Cuando comprendemos esta herida, podemos dejar de reaccionar desde el miedo y empezar a construir relaciones más conscientes, sanas y seguras.
Sanar no significa olvidar lo que dolió, sino dejar de vivir condicionado por ello. El amor empieza por uno mismo, y desde ahí, todo vínculo se vuelve más libre y real.

Soy Alejandro García Gutiérrez (Psicólogo colegiado M-36170) y estaré encantado de acompañarte en este nuevo proceso. Estoy graduado en psicología por la Universidad Pontificia de Salamanca y con el Máster General Sanitario por la UNIE. Además de estas titulaciones oficiales me he especializado en terapias de tercera generación, mindfulness, gestión emocional y terapia de pareja.
								


