Crecimiento personal
El crecimiento personal tiene que ver con las acciones que una persona realiza para mejorar sus talentos, su potencial, su trabajo y su conciencia. Es el esfuerzo que hace una persona para alcanzar sus sueños y generar prosperidad.
El crecimiento personal tiene que ver con las acciones que una persona realiza para mejorar sus talentos, su potencial, su trabajo y su conciencia. Es el esfuerzo que hace una persona para alcanzar sus sueños y generar prosperidad.
El objetivo de este crecimiento es mejorar la calidad de vida descubriendo en el camino nuestra propia identidad e intentando alcanzar aquellos objetivos que vamos fijando a lo largo de nuestra vida y que nos hacen mejores personas.
El crecimiento personal es una carrera de fondo, un proceso que dura toda la vida. Por desgracia, a veces ponemos nuestra vida en “piloto automático” olvidando nuestras aspiraciones, nuestros sueños o nuestras necesidades. En esta sociedad que va tan rápida, es fácil dejar de ser protagonistas de nuestra vida y perder de vista nuestros deseos más personales.
Ante el duelo, es importante señalar que no hay tiempos. Como poco, empezamos a terminar de elaborar una pérdida al año de suceder esta. Una vez que hemos atravesado todos los eventos importantes que nos recuerdan a la persona o a aquello que hayamos perdido (cumpleaños, navidades, momentos importantes, etc.). Por eso es importante el acompañamiento y no juzgar. Todos necesitamos nuestro tiempo para gestionar las dificultades emocionales que se derivan del dolor de la pérdida, y cada unx de nosotrxs necesita un espacio y una forma para poder hacerlo.
Si antes hablábamos de las cosas por las que podemos atravesar un duelo, ahora queremos hablar de los 5 tipos de duelos que podemos vivir.
La individualidad del cambio
El cambio comienza en nosotros mismos. Es un proceso personal e individual. Nadie puede cambiarnos si nosotros no estamos dispuestos a cambiar.
Cuando vivimos en automático y perdemos de vista nuestros objetivos en la vida, toca examinar cómo está nuestro mundo, tanto el interno como el exterior. Toca pasar a la acción y transformarse, volver a conectar con nuestra propia identidad.
Esta es la manera correcta de recuperar nuestro bienestar y nuestro nivel de autosatisfacción.
¿Estás donde quieres estar?
Esta pregunta es muy significativa y, en cambio, pocas personas se la hacen. Esto se debe a lo que comentamos anteriormente de que muchas veces, para vivir, ponemos el “automático” y no reflexionamos sobre cómo va nuestra vida, ¿dónde estamos yendo? ¿por qué tomo esta decisión y no la otra? ¿me satisface mi trabajo? ¿y mi vida personal? huimos de estas preguntas porque nos es más fácil seguir sin responderlas, pero el camino hacia nuestro bienestar y nuestro crecimiento personal implica responderlas y así poder establecer unos pasos a seguir para lograr ese cambio hacia nuestro equilibrio y nuestra armonía personal.
Debemos observar e identificar esas preguntas y definir qué podemos hacer para mejorar lo que no nos hace satisface. Esta es la manera de lograr el cambio.
Claves para transformar tu vida
¿Qué podemos hacer para cambiar nuestra vida?, ¿Cómo podemos alcanzar nuestros objetivos? Estas son preguntas comunes que nos hacemos cuando llegamos a estos puntos de reflexión y que nos pueden servir de empujón para alcanzar nuestras metas.
Autoconocimiento y autoconciencia
El primer gran paso es conocerse a uno mismo. Evaluar nuestro sistema de valores y creencias y examinar nuestros puntos fuertes y débiles.
El objetivo de este primer punto no es ser excesivamente exigente con uno mismo. Conocerse a uno mismo conlleva tiempo y trabajo. Es importante saber por qué tomamos una decisión y no otra. ¿Qué nos llevó a decidir así?
Sal de tu zona de confort
Este concepto está muy de moda para referirse a ese lugar donde nos sentimos protegidos y cómodos. Ese lugar donde vivimos una monotonía sin sobresaltos. Un lugar donde nada nos sorprende ni nos inquieta. Salir de esa zona de confort requiere cambiar las creencias limitantes que tenemos y enfrentarnos a ese “miedo” paralizante que tenemos a los cambios. Trabajar para ver esos cambios como una oportunidad para crecer y acercarnos a nuestra felicidad.
Apertura al cambio
La mente es “la loca de la casa” y muchas veces no hay que intentar no escucharla. Ella huye de los cambios porque le crean inestabilidad, pero, a base de esforzarnos por cambiar o mejorar, habituamos también a nuestra mente a ver el cambio como una oportunidad. La mente puede ser nuestra aliada si la educamos para ello.
Estar abierto al cambio y tener voluntad para llevarlo a cabo es un requisito indispensable para poner en marcha cualquier transformación.
Tener un plan de acción
El autoconocimiento nos ayuda a definir los objetivos de manera realista y nos permite establecer prioridades. Para lograr estos objetivos es necesario planificar los movimientos y la manera de alcanzar las metas que consideramos que son importantes para nosotros.
Una vez sepamos que es importante para nuestra felicidad y nuestro bienestar debemos establecer metas, primero a corto plazo, luego a medio y por último a largo plazo para poder iniciar el paso a la acción.
Responsabilidad
Es muy frecuente que nos cueste responsabilizarnos de los problemas nuestros problemas y que busquemos la causa de ellos fuera de nosotros o que culpemos a otros de nuestros propios errores. Nos resulta más fácil hacernos las víctimas que asumir responsabilidades.
Acudir a terapia
Cuando no logramos ver con claridad quienes somos es bueno acudir a un especialista, en este caso del crecimiento personal, un psicólogo sería lo adecuado.
No es necesario tener un problema grave ni extremadamente grave para acudir a un profesional. El crecimiento personal forma parte de la labor del psicólogo y nos puede ayudar a ver algo que a nosotros se nos escapa o darnos una visión más objetiva de lo que vivimos y cómo avanzar.