Aprende a afrontar la culpa
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¿Qué es la culpa y cómo comienza a formar parte de nuestra vida? ¿Cómo sé que la culpa forma parte de mi vida? ¿Se puede trabajar?
En Psicoline hemos hablado de muchas emociones y aunque la culpa es más bien un sentimiento que deriva de la tristeza, creemos que puede formar parte de nuestra vida en muchos momentos y que no le hemos dado la voz suficiente.
¿Qué es la culpa?
La culpa resulta desagradable y por eso en muchas ocasiones la rechazamos o intentamos deshacernos de ella como podemos. Aparece cuando sentimos que hemos pasado el límite de las normas éticas personales o sociales y se agrava, sobre todo, cuando una persona sale perjudicada. Es decir, la culpa aparece cuando sentimos que hemos fallado.
Sin embargo, como pasa con cualquier emoción o sentimiento está ahí por algo y también puede tener algo que aportarnos. En el caso de la culpa, es cuidar nuestros vínculos. Si sentimos que una relación no va bien, reflexionamos y analizamos sobre lo que ha podido ocurrir y la culpa nos mueve a responsabilizarnos (si la trabajamos) de nuestros errores y a reparar el daño que se haya podido causar.

¿Cómo empieza a formar parte de nuestra vida?
Como hemos dicho antes, este sentimiento tiene que ver con las normas sociales, por lo que se va creando en función de cómo vivimos en sociedad. Influye mucho lo que aprendemos de nuestro entorno (familia, colegio, amistades, etc.).
Todo esto nos acaba llevando a sentir que el pasado pesa, a que aparezca constantemente un ‘debería haber hecho…’ y acaba quitando energías de todas las maneras posibles. Es importante cuidarnos y trabajar sobre ella porque algunas consecuencias negativas que pueden aparecer son:
- Baja autoestima y una autocrítica excesiva:
- Inseguridad y dificultad para gestionar las emociones
- Sentimiento de bloqueo
Culpa vs. Responsabilidad
¿Pero qué ocurre cuando sentimos culpa de forma constante? Pues que hablamos de una culpa desadaptativa.
Es cierto que la culpa nos moviliza y nos lleva a reparar relaciones o posibles fallos que hayamos cometido, sin embargo, a veces acaba envolviendo nuestra vida y nos llega a paralizar.
Una culpa sana nos lleva a reflexionar sobre lo ocurrido y a responsabilizarnos. Es decir, nos ayuda a tomar decisiones y reparar sin que se convierta una losa para nosotr@s mism@s.
¿Cómo sé que la culpa forma parte de mi vida?
A veces, cuando pensamos mucho sobre el pasado, los ‘debería ser’ acaban abarcando gran parte de nuestro día a día. Acaba generándonos mucho estrés, irascibilidad, rabia o un conjunto de emociones intensas que en muchas ocasiones sobrepasan nuestro nivel de tolerancia. Algunas consecuencias derivadas de la culpa son:
Inseguridad
Comienzas a dudar de ti mism@ y una montaña rusa emocional empieza a invadir tus días llevándote a analizar los comentarios de los demás y teniendo miedo a las críticas o tal vez al rechazo.
Somatización
No es la primera vez que hablamos sobre la somatización, y es que el cuerpo acaba hablando por nosotr@s. Una excesiva rumiación derivada de la culpa, puede llevarnos a experimentar dolores en muchas partes de nuestro cuerpo: cabeza, estómago, dolores tensionales, y un largo etc.
Paralización
La culpa nos paraliza. Cuando cuestionamos cada parte de nosotros y cada cosa que hacemos, perdemos naturalidad porque es nuestra cabeza la que empieza a pensar por nosotr@s. Empezamos a darnos a los demás perdiendo nuestra capacidad de poner límites.
Recordemos que la culpa tiene una función y como tal, es sana y útil cuando aparece en momentos concretos de nuestra vida. Sin embargo, queremos añadir una nota mental: Cuando la culpa aparece, en la mayor parte de las ocasiones, LO HICISTE DE LA MEJOR MANERA QUE SABÍAS HACERLO. Queremos gritarlo fuerte porque en cada etapa de nuestra vida tenemos un conocimiento diferente acerca de cómo somos y de cómo funcionamos, y por eso mismo no sería justo para cada un@ de nosotr@s juzgarnos desde la perspectiva del tiempo.
¿Cómo podemos trabajar la culpa?
Aunque en ocasiones no todo depende de lo que hagamos, es importante tomar responsabilidad sobre nosotr@s mismo@s y nuestras relaciones. Para trabajar la culpa, es interesante que centremos nuestra atención en:
- Cuidar nuestra autoestima: trabajar por darnos espacio, escuchar lo que necesitamos y respetarlo.
- Tener compasión: Debemos tomar responsabilidad sobre lo que ocurre, pero no podemos controlarlo todo.
- Revisar nuestras creencias: Trata de analizar de forma objetiva lo que ha sucedido y cuestiónate las dudas que aparecen sobre cómo actuaste ¿el daño que he causado es tan irreparable? ¿hay algo que hubiera sabido hacer mejor en ese momento?
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